Somos amateurs. Somos aficionados. Jugamos a correr. Algunos estamos tan enamorados del running que convertimos ese hobby en nuestra vida. Pero aun con toda la pasión del mundo, seguimos siendo aficionados. Los elite son otros, los profesionales son otros. Los amateurs tal vez corramos toda la vida, porque somos felices corriendo. Y cada día nos depara una aventura nueva. Las carreras solidarias suelen ser las mejores para divertirse sin el estrés de la competencia. Aunque muchos pueden ir a correr en serio, las carreras cortas y sin chip son la invitación a recuperar el disfrute puro del running. El sábado 19 de septiembre a las 16 hs se corrió en Puerto Madero la 2da carrera a beneficio Asociación profesionales Hospital de niños Pedro de Elizalde. Para resumirlo, y tal cual decía el Hashtag usado en Twitter, digamos que se corrió la Carrera Casa Cuna. Con este único fin, el solidario, se anotaron 1500 corredores en los 6 Km y los 3 Km de la carrera. De hecho, y como suele ocurrir en esta clase de carreras, algunos corrían por primera vez una carrera. Lo importante, una vez más, era colaborar.
Como siempre, mi running team, CorrerAyuda, estuvo presente. Somos muchos y no solemos perdernos las carreras solidarias. Aun cuando septiembre es un mes de muchas carreras, una docena de corredores del running team de Marcelo Perotti dijo presente, incluyendo a uno de nuestros entrenadores, Claudio Quesada. Pero en lo personal, esta fue una carrera especial. Si el 2015 ha sido el año que siempre recordaré por empezar a correr junto con mis dos hermanos, en esta carrera hay que sumarle el haber corrido con mi sobrina Micaela, que acababa de cumplir veinte años dos días atrás. Y no solo éramos nosotros cuatro, la joven que debutaba en carreras, su padre y sus dos tíos. Nosotros corríamos en tres kilómetros. Pero en los seis estaba el resto de la familia. Estaba su mamá, Cecilia, que también está en nuestro running team. Los otros dos tíos de Micaela, el hermano menor de ella, y su primo, hijo de otro de los tíos. Es decir que la familia estaba completa, novio incluido, aclaremos. Esta enumeración es para decir simplemente que éramos nueve integrantes de una familia participando de la jornada. Si el running une a la familia, esta es la prueba. En esta carrera estábamos dos veteranos, algunos algo experimentados, algunos novatos, y completos debutantes. Como siempre digo: Todos los fines de semana alguien corre por primera vez una carrera. Es algo inolvidable, no hay duda.
Salimos nosotros tranquilos. Mi sobrina y los tres mosqueteros que la escoltábamos. Por Puerto Madero para tomar Costanera. Para pasar del lujo de los Rascacielos que siguen construyéndose a las Villas que no paran de crecer. Contrastes propios de esa zona. Hacía un poco de calor por el sol, pero en la sombra se sentía cómodo. Íbamos al ritmo de mi sobrina, tranquilos. Todos relajados pero a la vez preocupados porque todo saliera bien. Simplemente imaginen eso: Dos tíos y un padre acompañando en la primera carrera. No haré una descripción minuciosa, simplemente decir que anduvimos bien los tres kilómetros. Que fuimos mejorando el ritmo y que al ver el arco de llegada nos agarró cierta euforia. Cierta al verlo, total al acercarnos. El conductor de la carrera, Emiliano Rella, confeso advenedizo en materia de running, anunciaba que Santiago Cisneros estaba a punto de terminar los 6 Km. En ese momento, y en una absurda e imaginaria disputa contra Cisneros, comenzamos a acelerar. ¡Ni siquiera entrábamos por el mismo lugar! Los de tres kilómetros a la derecha, los de 6 Km a la izquierda. El anuncio del primero igual era prematuro, así que con Micaela feliz comenzamos a correr fuerte. Más fuerte. Felices. Pasamos la meta con un nivel de felicidad que pocas veces yo he experimentado. El amor familiar en estado puro. Pasamos la meta y vimos a nuestro amigo Roberto Pringles, gran fotógrafo, en la llegada. Micaela, con lágrimas en los ojos, se abrazó con su papá. Había terminado su primera carrera. Ya no tengo palabras para explicar lo que significa el running en mi vida y en la vida de muchos. No soy un buen hermano, lo admito, y soy un tío pésimo, no lo voy a negar. Pero el running me dio una segunda oportunidad para ser un poco mejor. Un nuevo espacio de comunión en las familias, un lugar de alegría en la que todos nos reunimos y pasamos momentos inolvidables.
La carrera la ganó Santiago Cisneros en hombres y mi amiga y compañera de muchas carreras María Paula Ren en mujeres. No habrá sido la carrera más exigente, pero nadie pudo llegar antes que ellos, así que merecen un aplauso, ganaron de punta a punta. El podio, por otro lado, fue tan pero tan divertido y la alegría de toda la gente era tan enorme, que al mérito deportivo hay que agregarle el mérito de subirse a uno de los mejores podios que yo he visto. El conductor, delirante, generó un buen clima y todos estaban contentos, organizadores y corredores. Solidaridad y running, una vez más, juntos.
En cuanto a mi sobrina Micaela simplemente decir que estoy profundamente orgulloso de ella. Lo que no lloré en la llegada, lo lloré en mi casa al ver la hermosa foto que Roberto Pringles sacó en la llegada. Allí estábamos los cuatro. Ella en el centro, feliz, y los tres hermanos García, padre y tíos, llegando todos sonrientes a su alrededor. La foto inmortalizó un momento que ninguno podrá olvidarse jamás. Mi sobrina se enamoró de correr, algo que le suele pasar a muchos fin de semana tras fin de semana. Pero esta nueva corredora es la hija de mi hermano, la que alguna vez fue un bebé en mis brazos, y hoy es una mujer que corre carreras junto conmigo. Nunca nos olvidemos: correr no es solo correr. Correr es compartir, correr es ayudar, correr es disfrutar.