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El maratón de Nueva York es el maratón más famoso del planeta. Durante muchísimos años, cuando alguien hablaba de maratones, la única carrera que la gente conocía era el maratón de Nueva York. Celebridades de todo el mundo se atrevieron en su momento a correrla, incluso no habiendo corrido un maratón en su propio país antes. También es cierto que muchos de los que quisieron formar parte de tal evento, corrieron allí su único maratón. Una vez cruzada la meta, sintieron que ya habían alcanzado el punto más alto posible.

¿Es el maratón de Nueva York el mejor maratón del planeta entonces? ¿O es simplemente el más famoso? Simplemente es una palabra que parece quitarle importancia a un maratón que es un evento mundial. Entonces digamos: El maratón de Nueva York es el más famoso del mundo y en lo que a concurrencia y repercusión, también es el más importante.

No es el más rápido, no es el más práctico, no es el más exigente, pero sí es el más numeroso y el que tiene mayor número de personas intentando participar año tras año. El maratón empezó a correrse en el año 1970 y allí, en un circuito de vueltas, tan solo 127 corredores completaron la prueba. Hoy participan cincuenta mil corredores. En el año 2014 fueron 50.304 corredores completaron la prueba. Si hubiera lugar para el doble de corredores, seguro el cupo se completaría todos los años.

Pero no solo es el más conocido, el más numeroso y también el más querido por los corredores amateurs, también es el maratón que permitió que muchos otros maratones crecieran. Es el éxito de Nueva York lo que llevó a que docenas y docenas de maratones en todo el mundo comenzaran, crecieran o se reinventaran. Los que no entran a Nueva York buscan otras ciudades y los que ya la corrieron a veces se preguntan: ¿Y ahora qué?

No todos los corredores corren maratones toda la vida. Algunos solo corren una o dos, algunos buscan diferentes circuitos y otros solo prueban uno. Nueva York es una fiesta descomunal. Dos millones de personas salen a las calles para alentar a los corredores. Y no es un aliento tranquilo, es eufórico, intenso, imaginativo, permanente. En una palabra: inolvidable.

La ciudad gana muchísimo dinero con el maratón. La ciudad recibe a más de cincuenta mil turistas entre corredores y acompañantes. La expo maratón se llena de gente comprando recuerdos y ropa deportiva y lo mismo con el resto de la ciudad. Nadie se vuelve sin un recuerdo del maratón. Participar tan solo del sorteo para participar del maratón cuesta 11 dólares. Y se anotan 2 millones de corredores en dicho sorteo, año tras año. Aun antes de empezar, la carrera reporta una ganancia enorme. Luego, los que no salgan sorteado pueden participar por tiempo, por paquete turístico o reunir alguna de las otras condiciones que les permiten participar. Además, claro, de los corredores de elite invitados.

La largada es el momento clave. Arranca en Staten Island, cruzando el puente Verrazano, llenándolo por completo de corredores, la imagen más famosa e importante de la carrera. Como si esto fuera poco, suena Frank Sinatra cantando New York, New York y la fiesta comienza. El ordenamiento en corrales permite que la largada se ordene rápidamente, aunque no tanto como Boston, Chicago o Berlín, que tienen las mejores largadas. Brooklyn, Queens, el Bronx y luego un remate glorioso por la Quinta Avenida en el corazón mismo de Manhattan. El clímax de la carrera es el Central Park y la curva en el Columbus Circle, donde la multitud le hace sentir a los corredores la alegría y la fuerza final para los últimos metros.

 

En otros textos les contaré más detalles de la carrera, en esta misma página web. El maratón de Nueva York no es el más rápido, ni el más perfecto. Pero es el maratón más grande del mundo y, sin duda alguna, también la fiesta más grande. Una vez en la vida hay que correr el maratón de Nueva York.