CINCO CONSEJOS PARA CORRER BAJO LA LLUVIA.
Hay muchos motivos por los cuales correr bajo la lluvia es una experiencia incomparable. Sin embargo, aquellos que no se dedican todo el año a correr, o para los que recién empiezan, suele resultar incomprensible que alguien corra en días lluviosos.
Quien entrene más de cinco veces por semana o más no tiene la opción de dejar de correr porque llueve. A veces llueve, a veces no llueve, pero se corre siempre. Sin embargo, para la mayoría, correr bajo la lluvia parece ser opcional y eligen no hacerlo. Basta ver cómo quedan pocos corredores en los días en que llueve. Una pena, porque correr bajo la lluvia es una forma de felicidad para quien ama correr. Algunos consejos servirán para disfrutar más de la experiencia.
- Elegir la ropa adecuada para correr.
No es lo mismo correr bajo la lluvia en verano que en invierno, pero en ambos casos se requiere la ropa adecuada. El número de abrigo cambiará según la temperatura. En todos los casos una gorra ayudará a no perder la visión bajo la lluvia y proteger los ojos. Para el corredor con anteojos es aún más importante. La ropa dri-fit permitirá que no absorba el agua y eventualmente se seque más rápido, tampoco aumentará mucho su peso por no absorber el agua. Lo mismo para las medias. Llevar un rompeviento liviano ayudará en invierno pero no es aconsejable en verano, la lluvia en un día de temperatura alta refresca, pero no genera frío mientras se corre. Varias capas pueden producir un calor extra y llevar a un exceso de sudor.
Elegir ropa de colores fluo, que en caso de niebla o lluvia fuerte puedan ser visibles a la distancia. Elementos reflectantes en calzado y ropa son importantes si se corre con poca luz. Imprescindibles si se corre de noche.
2. Conocer el terreno por el que se corre
No siempre corremos en nuestro parque favorito o nuestro barrio, por lo que cualquier precaución debe aumentar si uno corre en un lugar que no conoce bien. Hay superficies que uno adivina rápidamente, pero muchas veces nos enfrentamos a variedades de suelos y hay que estar muy atentos. La superficies metálicas, como rejillas o tapas, pueden ser muy resbaladizas, por lo que jamás debe pisarse allí. El barro puede producir resbalones y la experiencia nos iré marcando cuando hay que pisar con más cuidado. Caerse en el barro no es tan duro como hacerlo en el cemento, pero una resbalada siempre puede producir una lección. Si se puede evitar, no ir por lugares nuevos y si se va por lugares nuevos, pisar siempre donde se vea claramente el suelo. Evitar zonas que ya estén inundadas, aunque sean solo unos centímetros. Si es zona muy conocida, se puede caminar o trotar suave, siempre que tengamos la certeza de que la superficie es completamente plana.
3. No permanecer mojado luego de entrenar
La elongación deberá hacerse fuera de la lluvia, dentro de lo posible, y si se puede, ya con la ropa cambiada. Si no entrenamos puerta a puerta, lo ideal es tener la muda de ropa seca a mano para terminar, secarnos y cambiarnos lo más rápido posible. No permanecer mojados, en particular en invierno. Correr bajo la lluvia no hace mal, pero quedarse quieto, mojado, tomando frío sí es malo para la salud. Si hemos llegado a casa, una ducha caliente es ideal. Si no hemos llegado, una bebida caliente al terminar de elongar estando ya secos, también.
4. Evaluar la seguridad en todo momento.
Correr bajo la lluvia es extraordinario, pero no siempre las condiciones climáticas lo permiten. Una tormenta eléctrica fuerte en ciertos terrenos hace imposible correr. Los vientos muy fuertes, en ciertos lugares, también. Hablamos de condiciones extremas, poco comunes, pero deben ser evaluadas. A veces un granizo nos agarra a mitad de un fondo largo, en ese caso hay que buscar techo y protección hasta que afloje. En años y años de correr a diario, solo una vez me pasó tener que refugiarme del granizo, pero en seguida me di cuenta que debía hacerlo. Es una rareza, no lo más común. La seguridad debe evaluarse siempre, no solo cuando llueve. Mirar mucho más al cruzar una calle también es importante.
5. Cuidado con los roces y la hidratación
La fricción de la ropa cuando llueve es diferente. La misma distancia, bajo la lluvia, produce una fricción mayor, y si se para momentáneamente, la situación es más delicada. Vaselina o alguna crema que evite estos roces, es importante. Cada corredor sabe dónde se produce la fricción, el uso de estas cremas hará la diferencia, no subestimen este punto. Otro punto clave es la hidratación. La lluvia refresca y cuando es suave evita los sofocones, pero eso no significa que no debamos hidratarnos. Hay que tomar agua cada media hora y bebidas isotónicas también.
Correr bajo la lluvia nos quitará un poco de velocidad en el entrenamiento, en parte por la forma en la que el pie se desplaza al pisar superficies mojadas, pero también porque para entrenar es mejor priorizar la seguridad. La buena noticia es que muchas veces en las carreras llueve, el dominar los pequeños cambios que produce la lluvia antes de vivirlos en la carrera hará la diferencia. Correr bajo la lluvia es bello. Los paisajes son hermosos, las sensaciones son fantásticas. Hay algo de épico en correr bajo la lluvia y todos lo sabemos. Aunque seamos el mismo corredor aficionado de siempre, bajo la lluvia todos nos sentimos héroes. Aprovechemos eso para motivarnos, para disfrutar del momento y ser felices. Si alguien demostró que era feliz bailando bajo lluvia, nosotros podemos serlo corriendo mientras las gotas caen sobre nosotros.