Todo corredor sabe que para lograr sus objetivos debe entrenar duro. Que no hay premio sin esfuerzo y que el trabajo a conciencia es la única manera de superarse. Todas las frases motivadoras son para salir a correr, para dar más de uno, para entregarlo todo. Y está bien, porque sin eso no hay manera de que alguien consiga su objetivo. Pero atentos, porque entre los muchos elementos claves en el camino de un corredor, está el descanso. Sí, el descanso. El descanso como una parte del entrenamiento, no como un objetivo ni como centro del mismo. A medida que un corredor avanza, sus objetivos se van volviendo más ambiciosos, pero muchas veces el plan de entrenamiento se complica y muchos creen que no importa lo que pase, hay que seguir como si nada, sumando más y más carga, y más velocidad. Lamentablemente, todo aquello que se puede llegar a sumar por un lado, se pierde por otro si el corredor no realiza los descansos que corresponden. Si por alguna razón yo no pude descansar, muchas veces es mejor bajar la velocidad de un fondo o la carga de una semana para no pasarse y terminar sobreentrenando. El cansancio general nunca es una buena señal. Al cansancio de un entrenamiento le debe seguir un día en el cual uno se sienta mejor, no peor. El corredor lo olvida muchas veces, pero descansar es parte del entrenamiento. Descansar es lo que nos permite capitalizar lo entrenado. De la misma manera que la comida posterior al entrenamiento es clave, el descanso también lo es. Todos hemos caído en formas de sobreentrenamiento. Algunos simplemente se lesionan con una contractura o algo peor, otros entran en una depresión que los puede alejar totalmente del running. Hay que estar atentos a las señales. Si entrenamos mucho pero no dormimos la cantidad de horas suficientes, no va a servir de nada. Para aquellos que entrenan doble turno, una hora en la cama durmiendo o leyendo un libro a mitad del día les proporcionará un descanso fundamental. Si no pueden llevar a cabo ese descanso, piensen dos veces antes de encarar un doble turno. Dormir bien, comer bien, tener un espacio para relajarse y entrenar acorde a esa cantidad de descansos posibles. Sí, muchos de nosotros podríamos duplicar nuestra carga semanal de kilómetros… Pero, ¿hasta qué punto y durante cuánto tiempo? Escuchen las señales del cuerpo. Van a diferenciar claramente el deseo perezoso que habita en uno del agotamiento real. Frente al agotamiento: el descanso. No hay que llegar a eso, hay que ordenarse bien y planificar el descanso tan bien como cada sesión de entrenamiento. La suma del descanso al entrenamiento es la clave del éxito. El descanso no es lo opuesto al entrenamiento, es parte fundamental del entrenamiento. Nunca lo olviden.