Desde hace algunos años, el nombre del maratón de Valencia empezó a sonar cada vez con más fuerza en el mundo del maratón, no solo entre aficionados sino en el mundo de los corredores de elite. Los maratones más prestigiosos del mundo son las Abbott Six World Marathon Majors. No son necesariamente las mejores, pero arrastran miles y miles de corredores de todo el mundo. Esos corredores han completado el circuito o han corrido más de unas vez esos circuitos. Muchos se quedan afuera porque los cupos vuelan o clasificar es casi imposible en algunos casos. Es el momento de otras carreras, es la hora de buscar excelentes carreras que resulten más amigables para entrar y novedosas para correr. Para la casi totalidad de los maratonistas, repetir carreras no es una opción interesante, una vez más, ese es el motivo por el cual todos buscamos la siguiente gran maratón. Por ese motivo comencé a investigar el maratón de Valencia, porque me parecía que era una carrera a tener en cuenta. La investigué, la corrí, y a continuación les contaré los motivos por los cuales la recomiendo.
Valencia ciudad del running.
Para los argentinos, la idea de que una ciudad esté orgulloso de su maratón no termina de concretarse. Al viajar a Nueva York, Londres o sobre todo Boston, es conmovedor hasta qué punto las ciudades aman sus carreras, están orgullosas de ellas. Valencia ha ido un paso más allá al lanzar su eslogan Valencia ciudad del running. Esto es mucho más que una frase, esta es una realidad que se nota desde afuera y se puede vivir al estar en la ciudad. La Federación Española de Atletismo eligió el Maratón Valencia Trinidad Alfonso como el mejor de España. Aunque los 21 Km y los 42 Km son las estrellas, no son las únicas carreras del calendario. De hecho se corren 10 Km el mismo día del maratón. Pero todo el año es una ciudad con circuitos para correr, con un diseño moderno pensado para los corredores y un enorme atractivo turístico para los visitantes. Veintidós mil corredores participaron de la edición 2018.
Pero hay muchas ciudades que reciben con los brazos abiertos a los corredores, la diferencia en Valencia es que está todo pensado desde un punto de vista tanto del atletismo como del turismo. El equilibrio es perfecto. Al entrar en la página (todos los organizadores deberían saber que es el primer gran paso para cualquier gran maratón con ambición internacional) todo invita a ir a correr. Este concepto Valencia ciudad del running genera en cualquier corredor el deseo de participar. Descuentos en aerolíneas, en hoteles, beneficios exclusivos para los corredores en negocios, actividades, y todo lo que un corredor piensa y alguien se dedicó a analizar y poner como parte de la organización. En esa página siempre hay novedades, noticias, datos que permiten palpitar todo el año los eventos de la ciudad. Yo corrí el maratón y estoy tentado a correr el medio maratón y también las otras distancias. Un corredor quiere muchas cosas, y una de ellas es que alguien nos reduzca los problemas y nos haga más placentera la experiencia.
Muchos corredores del mundo (en particular de Europa) corren Valencia buscando su mejor marca, buscando también clasificar para Boston, en definitiva poder aprovechar al máximo el entrenamiento. Los números hablan: en el año 2014 se convirtió en el medio maratón más rápido de España (Abraham Cheroben, 58:48), el 22 de octubre de 2017 en el más rápido del mundo en categoría femenina (Joyciline Jepkosgei, 01:04:51) y el 28 de octubre de 2018 en el más rápido del mundo también en masculina (Abraham Kiptum, 58:18). ¿Quién no se tentaría con esas marcas? Para un elite, para un sub elite o para los aficionados, sin duda es una alternativa.
La expo
Hay una buena oferta de hoteles asociados al maratón, cercanos a la largada/llegada en la absolutamente espectacular Ciudad de las artes y las ciencias. En el mismo lugar es la expo maratón. Bien organizada, amplia, con el armado de la ya mítica llegada en la que uno se puede sacar fotos en el día previo. No es la expo más imponente del mundo, pero tiene lo necesario. El clima es el mejor, la atención es rápida, la gente es muy amable y también uno puede (si no lo ha hecho antes) pagar el grabado de medalla para el final de la carrera. Mi consejo es: Graben la medalla, es rápido y el recuerdo queda perfecto. Pueden enterarse de otras carreras, comprar obviamente productos oficiales y conocer a otros corredores. La zona está rodeada de restaurantes y en la misma Ciudad de las artes y las ciencias pueden comer algo. También hay un auditorio donde se hacen las presentaciones oficiales. Es muy cómodo para los corredores que todo se desarrolle en el mismo lugar. El kit de corredor es muy completo y la remera, al menos la del 2018, es perfecta. Una vez más: Una excelente remera es un aviso publicitario para los años siguientes. Miles de avisos que correrán por el mundo luego de participar de la carrera. Nunca deberían olvidarlo los organizadores.
La carrera
Si reservan un hotel a menos de un kilómetro de la largada, no habrá motivo alguno para preocuparse por nada. Si están más lejos, hay que decir que la única cosa que yo modificaría de la carrera es la cantidad de baños químicos. El triple de los que hay sería lo ideal. Todo lo demás funciona perfecto. El guardarropas, todo. Como en diciembre la carrera larga un poco después del amanecer, es posible que haya frío al comienzo, un buzo para tirar no es una mala idea. Luego sale el sol y todo es fantástico. La animación y la información son en varios idiomas, aunque la mayoría de los corredores son españoles. Ingleses, italianos, franceses y alemanes también tienen una fuerte presencia en la carrera. Es curioso que no haya más argentinos, porque yo creo que no hay carrera de este nivel más amable para la clase de corredores que somos. Qué el idioma no sea un problema, que el turismo sea importante, son factores atractivos para los latinoamericanos. Pero además para los argentinos la sensación es la de estar en casa. Ojalá los maratones de Argentina alcanzaran este nivel.
La largada es tan imponente como la de Nueva York, aunque el puente es menos elevado y más corto (por suerte). Al partir suena Nino Bravo, verdadero prócer de la ciudad, con su clásico Libre. Más emoción no es posible, al menos –insisto- para los hispanoparlantes. El recorrido es plano, muy plano, con un desnivel favorable al final, algo muy bueno, como todos sabemos. Yo he corrido en Latinoamérica, Estados Unidos, Asia y Europa y debo decir que este fue uno de mis recorridos favoritos. No son las anchas avenidas de Estados Unidos, pero tampoco son las angostas calles de otras ciudades europeas. La gente alienta con pasión, los puestos de hidratación son impecables, hay muchos puntos de animación, con muchas canciones y bailes que levantan el ánimo y traerán a los argentinos muchos momentos de hermosa nostalgia. Aunque la calidez española lleva a que el público se acerque en algunas partes del recorrido, son respetuosos y obedecen a los voluntarios y personas de seguridad que les recuerdan el espacio que deben dejar. Los grandes lugares turísticos se ven en el recorrido, aunque los más concentrados no prestemos mucha atención, las hermosas calles se llegan a disfrutar en pantallazos.
La llegada
En los días previos era impresionante ver las vallas de la zona de largada y llegada tuvieran el nombre Valencia ciudad del running. Eso significa: lo importante acá es el running, por eso las vallas están hechas para todo el año. Cuando falta un kilómetro para terminar, todo lo soñado se vuelve realidad. Esas vallas contienen a la multitud mientras los carteles nos dicen cuando cientos de metros faltan. El recorrido confirma su bajada final para entrar nuevamente en La ciudad de las artes y las ciencias, todo es monumental. Una curva, otra más y ese final rodeado de agua con un piso celeste y una multitud alentando. La emoción es algo incomparable. Es la llegada que promete, es la llegada que vimos en fotos. Es Valencia, ciudad del running, en su máxima expresión.
Luego hay que buscar la medalla, recibir otra gran bolsa de finisher, con frutas frescas en cantidades, agua, bebida isotónica, regalos finales y a grabar la medalla. El grabado es en la láser, con lo cual se tarde –no exagero- cinco segundos en tener inmortalizado el tiempo que acabamos de hacer. Como en todo gran maratón, las multitudes se quedan dando vueltas, charlando, sacándose fotos (hay muchos fotógrafos en la carrera, pero podría haber más) y disfrutando el clima. El guardarropa está ahí y luego se puede volver al hotel cruzando el puente y viendo a los corredores que todavía están llegando. Pura fiesta, puro placer.
Siempre se vuelve a Valencia
Cada vez que corro un maratón lo hago pensando en que tal vez sea la única vez. He corrido carreras que disfruté mucho en ciudades muy lindas, pero incluso en esos casos, hay carreras que no me interesa repetir. Con Valencia solo pensaba en volver, en tomarme un par de días más para conocer más la ciudad, en mejorar la marca que había hecho aunque era una marca que me había hecho feliz. Pero es que la ciudad no solo hace todo para que vayas, sino también para que vuelvas. Dos ejemplos de muchos. En la expo, cuando compraba recuerdos vi un cartel que decía: Gastando más de 65 euros, una inscripción gratis para el 2019. Era para los primeros 100 corredores. No le presté atención, hasta que al pagar me di cuenta que había gastado 70 euros y me alcanzaron una Tablet para anotarme. Anoté a mi novia y dos días después le llegó la confirmación de que tenía un pase gratis para Valencia 2019. ¿No es increíble eso? Uno puede no ir luego, pero con ese detalle uno ya se agenda la carrera. Como estas ofertas hay muchas. Otro ejemplo es que para los que corrieron el maratón, al otro día había una inscripción a la carrera de 42 euros, cuarenta y dos, como los kilómetros del maratón. En la página web hay una oferta para anotarse a los 21 Km y a los 42 Km por 70 euros ambas. ¡Realmente quieren que corramos Valencia!
Hace dos años las inscripciones cerraban una semana antes del maratón, este año cerraron varias semanas antes. Es probable que en cuatro o cinco años los cupos se agoten más rápido todavía, pero por ahora esto permite anotarse varios meses antes, los suficientes para estrenarse. La edición 2019 será el 1 de diciembre y cuánto antes se anoten, más barato es. La inscripción incluye Paella Party, todo lo mencionado, también seguro médico y duchas. Seguramente hay más cosas, pero se me escapan. Yo hablo como corredor y digo que Valencia es un maratón rápido, profesional, categoría Gold de la IAAF, con una ciudad preparada para dar lo mejor. Hay que volver a Valencia, porque esta gran ciudad turística tiene uno de los mejores maratones del mundo.