Llega el frío y para muchos corredores esto es sinónimo de ya no salir a correr. A los corredores que solo corren en las estaciones templadas se los llama corredores golondrina. Se van durante el invierno y regresan en primavera. Otros que desean convertirse en corredores, creen que los días fríos no son buenos para arrancar.
Tanto los “golondrina” como los novatos, deben saber que están equivocados si se alejan o no se acercan al running solo porque ha bajado la temperatura exterior. Es cierto que hay diferentes climas, pero quien está acostumbrado a vivir en un clima, puede correr en ese clima o uno un poco más frío aun. Quienes sigan corriendo en invierno disfrutarán de un paisaje diferente y más lugar para hacer su actividad. Pero no solo eso.
Correr en invierno trae muchos beneficios. En invierno los días son más cortos y el ánimo de las personas se ve afectado. Salir a correr produce endorfinas, lo cual mejor el ánimo y el humor, algo que se vuelve aun más importante cuando las horas de luz escasean. En la misma línea de sentirse bien y estar bien, mantener el estado físico también ayuda a las personas a estar mejor consigo mismas. Entregarse al sedentarismo en las semanas frías trae consecuencias en el ánimo.
En la rutina anual de un corredor, dejar de correr durante el invierno significa abandonar el progreso y la constancia que le han permitido alcanzar el nivel que tanto habían buscado durante meses. Y para quienes buscan simplemente llegar bien al verano, dejar de correr en invierno es simplemente la manera más directa de no lograrlo. Se disfruta más la primavera cuando uno ha corrido todo el invierno.
Pero para disfrutar más de salir a correr con bajas temperaturas, acá van algunos consejos que hay que recordar. En primer lugar, y como cualquier deduce, se siente más el frío al arrancar el entrenamiento que al promediar la actividad. Es por eso que si uno sale a correr desde la puerta de su casa, debe saber que va a tener que desabrigarse un poco con el correr de los minutos.
Las extremidades son particularmente sensibles al frío, pero como corremos con las piernas, no deberíamos preocuparnos tanto por ellas. Quien sienta frío en los pies siempre, puede probar con medias de invierno, pero siempre deportivas. Más efectivo que correr con calzas largas es correr con unos guantes de corredor. Las manos abrigadas evitan malestar inicial y si luego tenemos calor, los guantes se sacan y se colocan en la cintura, donde ya no molestan. Lo mismo se puede decir de un buff o un cuello, que puede tapar el cuello, la cabeza o las orejas, según donde se sufra más el frío. Con la misma facilidad se lo puede luego sacar y poner en la muñeca.
Con respecto al torso, es mejor usar varias capas livianas que una sola abrigada. Sofocarse con un buzo grueso no ayuda en nada, se suda en exceso y hasta se corre el riesgo de deshidratarse. Una remera fina de manga corta, otra de manga larga y un rompe vientos sirven mucho más que un abrigo pesado. Si hace calor, se pueden sacar las capas y atarlas a la cintura. En caso de salir desde la puerta de casa y volver a ella, esto ni siquiera es necesario, con una capa, guantes y buff casi siempre alcanza. Cada uno conoce lo friolento que es.
El frío no es psicológico, el frío es real, lo psicológico es como reaccionamos frente al frío. El frío pasa rápido, y se disfruta muchísimo correr sin el sofocón de las temperaturas altas. Lo fundamental es que luego de correr y elongar, no nos debemos quedar desabrigados. Si volvemos a casa, no hay problema, si nos quedamos afuera, es imprescindible abrigarse lo más rápido posible.
Ropa oscura permite absorber los rayos del sol, así que es un buen consejo elegir ropa oscura durante el invierno. Esa ropa debe tener algo de superficie reflectante, algo muy común en la ropa y calzado deportivo. Y aunque en invierno se pierde menos líquido que en verano, igual algo de agua o Gatorade en pequeños tragos ayuda a evitar la deshidratación.
Nadie se arrepiente nunca de salir a correr. Y para quienes solo salen a correr cuando hace calor, la sorpresa será enorme cuando descubran que correr con temperaturas más bajas es muy placentero y permite incluso correr mejor. En primavera, quienes siguieron corriendo y quienes no, se va a notar desde lejos. Más allá de eso, habremos ganado más kilómetros y días de felicidad.