La edición número quince del Maratón Independencia fue una verdadera fiesta. Antes incluso de empezar a hablar de la carrera hay que decir esto. El calendario de maratones en Argentina merece crecer y puede crecer. Tucumán está dispuesta a ser una provincia que se anote una fecha al año donde los corredores argentinos y de otros países puedan acercarse a conocer la provincia y su maratón.
El evento, desarrollado este año el veintidós de julio para no superponerse con el Mundial de fútbol y sus partidos principales, se hace lo más cerca posible del 9 de julio, fecha en la que se festeja la Independencia de la Argentina. Así como Rosario está cerca del Día de la bandera, Tucumán eligió su fecha más querida. Como es pleno invierno, y para poder tener la transmisión conjunta de sus dos canales, el 10 y el 8, la carrera empieza más tarde que el común de los maratones, algo que para la época del año no resulta algo negativo, al contrario. Aun así, es importante evaluar si la dieta no debe acomodarse a esto. La famosa cena muy temprana de los maratonistas tal vez convenga hacerla más tarde. Este año la carrera empezó con una temperatura cercana a los diez grados y terminó casi en veinte. El sol estuvo presente todo el tiempo, lo que permitió al público alentar a los corredores por toda la ciudad. Los municipios de Yerba Buena y San Miguel de Tucumán unieron esfuerzos para que el recorrido fuera vistoso y cómodo para los corredores. Una conducción animada y apasionada convocaba a los corredores y los espectadores en el Monumento al Bicentenario, pegado al Parque Avellaneda. Los arcos de largada y llegada era espectaculares, el marco del Monumento lo convertían en un imán para que todos se acercaran a alentar o curiosear. Una feria de comida y un enorme escenario completaban el cuadro. La organización, la carpa médica y los sponsors estaban presentes. En el mismo lugar, el día anterior, se entregaron los kits de todas las distancias.
Yo fui como espectador del maratón y participante de los 10 K. También hubo una carrera familiar participativa de 3 K, para completar el evento. La largada del maratón fue impecable y emocionante. Los corredores que buscaban la punta salieron fuerte a medir sus fuerzas, el resto, como siempre, fue calculando la energía e intentando no agotarse al comienzo de la carrera. Tal vez algunos de ellos, inspirados en la apasionada charla que dio Oscar Cortinez la tarde anterior, trataron de tener una estrategia inteligente que le permitiera afrontar los 42 Km 195 mts del maratón de forma tal que las cosas no se complicaran. Hubo, como siempre, algunos abandonos, pero justamente la gracia del maratón consiste en que no se está seguro del resultado hasta que se pasa por la meta. Cualquier cosa menos fácil es una carrera de esa distancia.
El ganador de la carrera fue Marcos Camino, de Córdoba, con un tiempo de 02:35:05. Detrás de él se ubicó Eduardo Lencina, de Tucumán, con una marca de 02:35:51. Cerró el podio masculino Pablo Bandeo, de Santa Fe, con una marca de 02:42:12. El podio de mujeres fue el siguiente: Carolina Nieva, de Tucumán, con un tiempo de 03:09:32; Lucía Beatriz Moyano de Santiago del Estero, con un una marca de 03:16:05; María De Los Ángeles Juárez de Tucumán con un marca de 03:27:37. Al pasar todos por el punto de control ubicado en la zona de largada, los pude ver a la altura del kilómetro doce. Lo mismo la gente que les dio uno de los grandes momentos de aliento a los corredores.
Pero vayamos a los 10 K, que fue la carrera que yo corrí. Allí, con la misma animada conducción, con la gente de Yerba Buena alentando, y hasta con una banda tocando en el escenario, partieron unos eufóricos y veloces diez kilómetros que se desarrollan en una leve pendiente a favor, pocas curvas y un trayecto que termina en San Miguel de Tucumán, en el mismo lugar donde culmina el maratón. Como única objeción hay que decir que esta carrera fue participativa y no competitiva para el común de los corredores, aunque un grupo de elite partió buscando el podio, el resto de los que corrieron no tuvieron una clasificación oficial. Esto, sin duda, complica el espíritu competitivo de la carrera a la vez que alienta el festivo. Hay que evaluar cual de las dos cosas prima. En lo personal, habiendo llegado desde lejos, creo que excepto para los locales, lo mejor sería sumar chip y clasificación en esta hermosa carrera también. Creo que se lo merece porque incluso es un circuito ideal para hacer marca. Así como el maratón fue impecable en ese aspecto, sumar a los 10 Km es mi humilde consejo para el 2019. En mi álbum de carreras, esta fue mi primera experiencia corriendo en Tucumán, otra figurita que completo. A muchos corredores les debe pasar lo mismo, muchos buscan recorrer el país corriendo.
Empecé hablando de fiesta. Y así fue. Al final de la carrera y junto a la entrega de premios, una multitud como pocas veces vi en un maratón, se agolpó para aplaudir y participar del sorteo de un auto y una moto, bailar y contar con un show musical y seguir festejando el evento deportivo. La ciudad se siento orgullosa de su evento y se nota. La directora de Deportes de San Miguel de Tucumán, Ana González, es la verdadera artífice de este evento y quien intenta, con el apoyo del municipio y de expertos en running, como el gran Juan Pablo Juárez, máximo exponente del atletismo tucumano y Sandro Del Río, encargado de la fiscalización, experimentado organizador de carreras en el norte argentino. Esa fiesta se repetirá el año que viene, cerca del 9 de julio. Seguramente con más corredores y más novedades para todos.