En el 2014, Nike dejó de realizar sus legendarios 10 Km de fin de año y pasó a organizar un 21 Km en junio. La fecha, ideal en el calendario, no se pisa con los 21 Km de Buenos Aires que se realizan en septiembre y permite a quienes solo apuntan a los 21 Km tener una buena carrera en mitad del año. El recorrido no va hacia el centro de la Capital Federal, sino hacia el norte, lo que también le permite ser apenas molesta para la circulación por la ciudad. El horario, como es habitual, de 7.30 AM, hace todavía más fácil esto. Nike se encargó de comunicar los cortes de calle con antelación y el Club de corredores, como también es habitual, desarmó todo el recorrido lo más rápido posible. Detalles de organización, que no son la carrera en sí misma pero que forman parte de la interacción entre el running y la ciudad. La expo, como siempre, fue muy vistosa, y había un stand de Gatorade, otro de Garmin y uno de Ford. Fotos, exposición de zapatillas y las 10 mil remeras colgadas a la vista para que el corredor pueda ir palpitando la carrera. De todas las carreras que se hacen en el año en calle, la We Run Bue es la que ofrece la mejor remera a la vez que exige que la usen los corredores de manera obligatoria. Pasan los años y todos los días vemos corredores con alguna de las remeras de las Nike anteriores. Por algo será.
Junio del 2015 ha sido un mes demasiado caluroso para la altura del año. Temperaturas muy altas acompañaron en los días previos, pero por suerte, ni la lluvia ni el calor agobiantes presentes el día de la carrera. Se corrió con un clima que sin embargo fue algo pesado y se pudo disfrutar luego del post carrera con una temperatura de verano. Insólito pero real. Dependerá del vínculo que cada uno tenga con el calor o el frío, esto lo habrá beneficiado o no. En cuanto a los ganadores, fueron todos nombres conocidos. En la general caballeros el podio lo conformaron, en el primer puesto: Mariano Mastromarino, con un tiempo de 1:05:22; el segundo puesto fue para Ulises Sanguinetti que hizo 1:06:18 y el tercer puesto fue para Miguel Bárzola que finalizó la prueba en 1:06:27. En las damas el podio lo conformaron Viviana Chávez (1:15:20), María de los Ángeles Peralta (1:16:07) y Sofía Luna (1:23:42). Detrás de ellos, diez mil historias se vivieron, cada una con su previa, con la carrera, y luego con el recuerdo, las charlas y los relatos. Qué un 21 Km (no el único que se corre en Buenos Aires) tenga una convocatoria de diez mil corredores es toda una noticia. Es la prueba de que el crecimiento del running no se detiene, que la gente se atreve a más y que responde cuando una carrera se organiza bien como se ha organizado la Nike. Dos novedades valiosas: el control a los corrales de largada fue estricto y eso permitió salir bien y rápido, sin tener que sufrir los minutos previos. Recuerden siempre salir en el ritmo que les corresponde, siempre. Y al finalizar una manta térmica también fue valioso, incluyendo alguien que nos ayudaba a pegarla para que quedara como una capa. Los detalles que suman. La medición del circuito fue impecable también.
Yendo a mi carrera en particular, creo haber vivido lo mismo que los demás corredores. La We Run Bue es una gran carrera. Yo no buscaba marca pero deseaba hacer una carrera digna. Lo que me entrenamiento, siempre abocado a los 42 Km me permitiera hacer. Así que a mi 01:23:44 de récord personal lo dejé tranquilo, pensaba en alcanzar 1:24 o 1:25 para terminar conforme. Como yo formo parte de CorrerAyuda de Marcelo Perotti, la cantidad de corredores que conozco es gigantesca. También conozco corredores de otros grupos y también solitarios, a muchos de ellos los ví. Desde Roxana Del Cid en la carrera hasta Leonardo Malgor alentando, las caras conocidas se multiplicaban más allá del running team. Pero entre mis compañeros están los más rápidos, los que corren más o menos como yo, y los que corren más lento dentro de una franja cercana a la mía. Así salí estaba vez con Pedro Espetxe y Santiago Ruiz, y con ellos estuve hasta el kilómetro cuatro. Es realmente inolvidable compartir carreras. Y repito que si el running team es grande, nunca correrás solo. No tenía yo la fuerza para bajar mi marca pero intentaba mantener un buen ritmo. Eso lo noté en el kilómetro doce, cuando no podía acelerar lo suficiente. Sin embargo en el kilómetro quince Santiago Romero y Luis Acuña de mi running team me pasaron. Esto, lejos de desmotivarme, me animó, me fui detrás de ellos, alternando luego el lugar, hasta que logré hacer los últimos cinco kilómetros por debajo de 4 minutos el kilómetro. Los alientos de muchísimos amigos y conocidos se multiplicaron en todo el recorrido y todos fueron muy valiosos, como siempre. Nunca dejen de alentar ni duden en ir a ver a sus amigos, familiares y compañeros. Un aliento a tiempo puede cambiar el destino de una carrera.
También corrió mi hermano menor, el “Nuytten” García, que bajó cómodo su mejor marca, descubriendo que cuanto mejor se entrena “más suerte” se tiene. No hay misterios, todos lo sabemos. Mi hermano Guillermo y su mujer Cecilia no corrían, pero son parte del running team y vinieron a dar aliento. Yo siempre digo que CorrerAyuda es como mi familia. Ahora tengo la alegría doble de que mis dos familias, la de sangre y la deportiva, estén unidas bajo un mismo running team. Siempre, pero siempre, le dedico en las carreras un espacio a recordar esta clase de cosas, a no olvidarme de que somos privilegiados al poder experimentar algo así. Amo el running, cada día más. A todos los que corrieron, hayan logrado su objetivo o no, los felicito, de corazón, porque sé lo que significa participar de una media maratón. Nos vemos en la próxima.