Cuando se anunció el regreso de la Vitality Big Half a las calles de Londres en el 2019, la revista Runner´s World pedía cruzar los dedos para que no nevara ese día. Luego de varios días soleados y de temperatura agradable, el anuncio de lluvia, frío y viento prometía una jornada desafiante para los más de 10.000 corredores que iban a correr el famoso medio maratón.
Pero la verdadera expectativa era poder ver al defensor del título, nada menos que Sir Mo Farah, que correría nuevamente para mantener su lugar de ganador. Lo mismo ocurría con Charlotte Purdue, que quería revalidar también su propio triunfo en mujeres.
La casualidad quiso que yo estuviera en la ciudad ese fin de semana y pudiera ser testigo de la carrera y de la totalidad del evento. A continuación las impresiones acerca del día más lo que terminé de completar viendo los grandes momentos de la carrera luego por televisión.
No nevó, por suerte no. Sin embargo, y tal cual el pronóstico anunció, dos horas antes del comienzo de la carrera, que se produciría a las 9 AM del domingo de marzo, comenzó a llover. Lluvia, temperatura baja y un viento que iba en aumento. Esto no impidió a nadie acercarse a la zona de largada. Si un londinense se va a detener por una lluvia, que queda para el resto de los corredores.
Una semana antes yo había sufrido el frío y la lluvia corriendo el maratón de Tokio. Como la prudencia lo indica, no me anoté en la Big Half, y lo bien que hice, ya que dos carreras tan seguidas no son recomendables y dos en condiciones tan malas son aún más desaconsejables. Para Londres correr es importante, pero correr por caridad, lo es aún más. Como pasa con el London Marathon, la Vitality Big Half es una carrera donde la gente recauda para obras de caridad. Si el maratón es bien británico pero con extranjeros, estos 21 Km son bien londinenses, directamente una carrera de los barrios.
La gente se reunió nada menos que en el Tower Bridge para la previa de la carrera, desde allí, luego de dejar la ropa en los camiones preparados para eso, los corredores fueron entrando a los corrales. Media hora antes del comienzo un fuerte viento empezó a soplar. Yo sabía que algunos amigos corrían y fui a esa zona a saludarlos. Daniel Soprano y algunos corredores llevados por Amaison y también Adrián Gluck se animaron a esta preciosa carrera y en lugar de quedarme en casa quise llegar temprano para verlos. Siempre es bueno tener alguien para alentar, además de los corredores de elite.
El viento aumentó. Poco antes de la largada el Tower Bridge era un túnel de viento como jamás había sufrido en Londres. Volaban cosas, la seguridad se encargó de que no hubiera nada peligroso en todo el puente, que las organizaciones de caridad que alentaban y los espectadores tuvieran todo en orden y que ninguna valla fuera a caer. El viento infernal hacía difícil que el público llenara el puente, los espectadores eligieron ponerse luego del puente, para recibirlos al final de la bajada, cuando de la margen norte llegaran a la margen sur.
La carrera largó puntual, en el puente se podían escuchar los altavoces con las presentaciones. También se anunciaba que la carrera de una milla que acompaña al evento principal y el festival de música en la llegada se habían suspendido. Realmente el clima era complicado. Por el Tower Bridge los corredores cruzarían al llegar al kilómetro siete. No sé cómo fue el viento hasta ese kilómetro, pero en el puente un viento de costado no les iba a facilitar en nada la subida al mismo.
Aunque yo había ido corriendo hasta el puente, para ese momento me había puesto la ropa de abrigo que tenía en la mochila, el viento había terminado con la lluvia, había despejado el cielo, le había dado a la carrera un marco fotográfico impecable, solo era cuestión de agarrarse a algo y aguantar el viento que soplaba. Todos los espectadores eran respetuosos y aceptan las órdenes de seguridad y organización. Empezaron a pasar los competidores de sillas de ruedas. El aplauso fue absoluto, ese viento, subiendo el Tower Bridge, sin duda un momento fuerte de su carrera.
Ahora a esperar a los punteros. Todos esperaban al favorito, sir Mo Farah, pero también a los otros locales, Dewi Griffiths y Chris Thompson. La pregunta también era sí Bashir Abdi, Daniel Wanjiru y Wilson Kipsang iban a arrebatarle el primer puesto al corredor olímpico Mo Farah, quien además busca ganar el maratón de Londres en abril de este año.
Para Farah, ganar esta carrera, era clave para poder llegar con la frente en alto a desafiar al más grande de todos, Eliud Kipchoge. Kipchoge, ganador en Londres 2015, 2016 y 2018, ostenta el récord mundial de maratón logrado en Berlín 2018, con una marca 02:01:39. Kipchoge y Farah compitieron en el 2018, donde Farah obtuvo el récord británico, pero no pudo ganarle a Kipchoge.
En el puente aparecieron las motos y los fotógrafos y con ellos el anuncio de la llegada de los corredores. Farah, Abdi y Wanjiru venían en un pequeño bloque, los tres pegados, a buen ritmo, enfrentando el clima. Yo había visto correr a Farah en el Mundial de atletismo Londres 2017, donde corrió en la pista. Por primera vez lo vi en las calles, pasando a un metro de donde estaba, sin palabras de ver la historia grande del atletismo pasar por un de los lugares más famosos de una de las grandes capitales del mundo. La gente, como siempre en Londres con sir Mo Farah, enloqueció.
Luego de estos tres punteros, que llegarían juntos y completarían el podio, aparecieron dos británicos, separados entre sí. Eran Dewi Griffiths y Chris Thompson, el público los ovacionó también. Más atrás, sin chances, pero en el sexto puesto, venía Wilson Kipsang. Poco a poco fueron aparecieron los corredores, también las mujeres que buscaban el podio. Charlotte Purdue no era la puntera en ese momento, difícil saber si recuperaría metros para llegar a la victoria.
Me quedé viendo una buena cantidad de corredores y luego busqué refugio para ver el desenlace. La carrera terminaba en Greenwich, puntualmente frente al famoso barco museo Cutty Sark. Alrededor del kilómetro diez, Mo Farah se había quedado unos metros atrás, con dolores de estómago. No se rindió y encaró el final bien a su estilo. No había posibilidades de marca ni de correr en menos de una hora, cosa razonable por las condiciones climáticas mencionadas.
Faltando doscientos metros sir Mo Farah se lanzó a un sprint fiel a su manera de rematar carreras. Abdi y Wanjiru no se rindieron. Los tres pasaron la meta con la siguiente marca final: Mo Farah 0:01:15, Bashir Abdi 0:01:16 y Daniel Wanjiru 01:01:17. Vale la pena ver varias veces este final apasionante. David Griffiths y Chris Thompson llegaron dos minutos después y en el sexto puesto, un minuto más tarde, Wilson Kipsang.
Charlotte Purdue logró recuperarse y terminó con una victoria. Fue 01:10:38 para ella. El podio lo completaron Stephanie Twell con 01:11:33 y Charlotte Arter con 01:11:44, consiguiendo un trío completamente británico, para alegría del público local.
A pesar de que el clima no ayudó, la carrera fue un gran evento. Para los londinenses una fiesta, para los extranjeros la chance de viajar a la ciudad y correr uno de los 21 Km más famosos de Europa. Un placer poder ver a los gigantes del atletismo y a miles de aficionados felices.